El ECLECTICISMO PEDAGÓGICO
El término eclecticismo significa escuela seleccionadora y sus raíces se remontan al período de esplendor de la filosofía griega. Para ese entonces, denotaba un intento de apertura, de reconocimiento de que la verdad, sin importar su origen y su ideología, era el resultado de un compromiso que no evidenciaba el apego a una línea teórica particular. A partir de esta concepción general, Gagné (1985) postula la teoría ecléctica, denominada así por encontrarse racionalmente organizada y ser verdaderamente sistemática. Existe en ella una unión importante entre conceptos y variables del conductismo y del cognoscitivismo. La teoría ecléctica de Gagné se apoya en un modelo de procesamiento de información, que a su vez se basa en una posición semi-cognitiva de la línea de Tolman (Agüero, Alvarenga y Díaz, 2005) quien fuera defensor de los principios del conductismo propositivo.

La literatura especializada reporta posiciones encontradas en relación con la adopción de una tendencia ecléctica para la enseñanza de lenguas extranjeras. Por un lado, existen autores que destacan las debilidades y las consecuencias nefastas de la puesta en práctica de esta tendencia pedagógica. Sus argumentos se centran en la ausencia de sólidos fundamentos teóricos que soporten el desarrollo de dichas prácticas y en el peligro de asumir conductas sin coordinación, como resultado del seguimiento fiel de metodologías rígidas propuestas por autores de esta tendencia (Allen, 1983; Lazarus y Beutler, 1993).
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Los argumentos esgrimidos por aquellos autores que defienden la postura ecléctica son de naturaleza variada, no obstante, los mismos pueden encauzarse en dos vertientes que reflejan sus razonamientos. La primera, se fundamenta en principios de aprendizaje derivados de la psicología educativa y considera que estos últimos deberían ser evaluados, en términos de productos de aprendizaje determinados empíricamente. Asimismo, los defensores del eclecticismo asumen la posibilidad de que dichos principios psicológicos puedan ser confirmados, modificados o rechazados (Reeder y Forster, 1996; Norris y Ortega, 2000 ambos en Mellow, 2002; Larsen-Freeman, 2000).
Los modelos pedagógicos no se limitan simplemente a conceptos teoréticos si no a la realidad de estos conceptos llevados y aplicados en el aula de forma real, hay quienes aseguran que el desconocimiento de los modelos pedagógicos ha llevado a un eclecticismo, pero el desconocimiento de estos no pueden llevar a un supuesto eclecticismo. Para que haya un eclecticismo pedagógico debemos ser conocedores de cada uno de estos modelos, para que de forma coherente los conceptos lleven a una construcción preparadigmática, sin cortapisa, que no impida aplicar asertivamente este eclecticismo en la formación de nuestros educandos; y que no sea establecido de forma ambigua.
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